Ya estoy aquí con mis impresiones del evento Gestionando Hijos Barcelona 2016. Más que un resumen, os contaré las cuatro ideas que más me llegaron y espero que también os sirva. El lema de este año ha sido educar mejor (#educarmejor) y la verdad es que yo iba con esa idea de aprender cosas para el día a día con mis hijos.
Y este año donde más aprendí fue en los dos talleres que escuché el viernes. Quizá es porque el sábado no pude estar pendiente de tomar notas (porque Alegría no paró quieta en toda la mañana jeje ) pero también creo que las ponencias eran muy cortitas y los temas no me llamaron tanto la atención. Eso sí, fue muy entretenido y volvimos a reír mucho con Carles Capdevila y su charla sobre los profesores.
En cambio los talleres del viernes fueron más prácticos y me parecieron súper útiles. Fui a dos que me apetecían mucho: el primero «Educar en la tranquilidad» me interesaba mucho por la ponente (la pediatra Lucía Galán, a quien sigo en su blog Lucía, mi pediatra y que os recomiendo) y el otro especialmente por el tema («Educar con paciencia» de María Soto, que fue un gran descubrimiento). En ambos aprendí mucho y salí con ganas de ser mejor madre para mis hijos.
Del taller de Lucía Galán me quedo principalmente con esta frase que – bromas a parte – define un poco por qué hemos de mantener la calma: «Los mocos se cogen en septiembre y se sueltan en mayo». Viene a decir que es completamente NORMAL que nuestros pequeños se pongan enfermos cada dos por tres con catarros, otitis, faringitis y todas las «-itis» que se os ocurran. La media de infecciones al año para un niño pequeño es de 6-7 así que imaginaos, básicamente les toca una cada mes durante todo el curso. Solución: sobretodo paciencia!
También nos dio algunas indicaciones para llevar estas situaciones con calma: qué hacer por ejemplo en caso de fiebre, gastroenteritis, etc. Cosas más técnicas que sobretodo para madres primerizas fueron muy bien.
Otro tema del que nos habló fue el de las rabietas de los niños. No os voy contar todo porque sería un post eterno. Pero podéis leer más de sus consejos para gestionar las rabietas en este post de su blog que me parece súper útil.
El truco con el que me quedo yo del taller es buscar puntos de unión, expresar lo que sientes para que se ponga en tu lugar: «me decepciona que hagas esto», «si gritas así me pones triste». Así ayudas al niño a empatizar contigo y probablemente sea más fácil que baje del burro.
El taller de María Soto sobre disciplina positiva («Educar con paciencia») fue múy múy útil. Me ayudó mucho a ponerme en la piel de mi hijo y tratar de entenderle mejor. Las tres ideas clave de su taller son:
- Buscar siempre cuál es la parte de abajo del iceberg
Cuando un niño actúa de un modo nosotros solo vemos su acción pero es como es un iceberg, que sólo vemos el 10% (la punta) y el otro 90% está sumergido. En este caso, nosotros sólo vemos la acción pero hemos de tener en cuenta que debajo de eso hay todo un mundo de emociones y pensamientos dentro de su cabeza que nosotros no vemos. Por eso nos decía María que pensemos siempre por qué el niño hace esto, qué me está pidiendo (atención, poder de decisión, justicia, capacidad)
- Los niños primero miran y luego escuchan (acordaos de las neuronas espejo)
María nos explicó lo que son las neuronas espejo, muy activas en el cerebro del niño desde pequeñitos. Y es que los niños aprenden por imitación.
Fue muy gracioso porque nos hizo un pequeño test-experimento para que nos diéramos cuenta. Nos dijo que hiciéramos lo que decía y empezó a darnos órdenes simples (levanta los brazos, cierra el puño, tócate la nariz) y ella las hacía también. Hasta que hubo una acción que dijo «pon tu mano en la mejilla» pero ella en cambio se la puso en la barbilla. Y ¿qué hicimos todos? lo que veíamos! nos pusimos la mano en la barbilla igual que ella. Entonces nos repitió «he dicho la mejilla» y nos dimos cuenta del error. Y ese es el efecto de las neuronas-espejo: primero miramos y luego escuchamos. Y los niños igual. Hemos de tenerlo en cuenta a la hora de educar: por mucho que les digamos que se tienen que hacer la cama, si nosotros la dejamos hecha un desastre no conseguiremos nada. Por mucho que le digas a tu hijo que no grite, si luego tú gritas él lo hará más. Hemos de ser el mejor ejemplo para nuestros hijos.
- Primero cuidarnos nosotros para poder cuidar mejor a nuestros hijos.
Esta también es una parte importante para poder educar con paciencia: hemos de estar bien con nosotros mismos. Es como cuando el personal de vuelo en un avión nos dice que primero tienes que ponerte tú la mascarilla y luego pónsela a los niños. Porque si te desmayas no podrás hacer nada por ellos. Pues en el día a día lo mismo. Si estamos saturados y cansados no rendiremos bien con nuestros hijos. Hemos de buscar momentos para descansar, desconectar, hacer cosas que nos gusten y así volver luego a jugar con ellos, cuidarles y educarles con las pilas cargadas.
Espero que os sirvan estas cuatro pinceladas y os animéis a ponerlas en práctica igual que yo, que estoy súper motivada y dispuesta a ponerme en el lugar de mis hijos cuando lloran, se pelean o hacen cosas que me molestan. Pero esque son niños y esa es su manera de llamar mi atención. Ahora no me cuesta tanto dejar lo que estaba haciendo y mirarles con una sonrisa. ¿Y tú?
PD: la foto de arriba con mis niños es de la sesión que nos hizo Paula Pellicer y os expliqué en este post sobre la familia