Me encanta la playa. En todas las épocas del año. ¿A vosotros no?
Es tan relajante llegar y ver tantos kilómetros de horizonte por delante. Mar, aire, cielo, nubes, tierra. Todo es bonito, da igual si llueve o hace sol. Y si vas en pleno mes de febrero mejor, porque está vacía y puedes apreciar aún más toda esa sensación de espacio infinito. 
Nosotros intentamos ir a menudo aunque sólo sea una visita corta como la de la semana pasada. Fuimos a comer a un McDonalds cerca de Castelldefels con los peques (hicimos un plan con algunos tíos y primos de mini-Ignasi) y después nos acercamos a ver el mar. Estuvimos poco rato porque el viento soplaba muy fuerte y hacía frío para los niños. Pero ya que estábamos allí aprovechamos para sacar algunas fotos y correr un poco por la arena impecable (esa es otra de las ventajas de ir a la playa fuera de temporada, que está mucho más limpia 😉 )
Al peque le gustó el tacto de la arena, pero iba tan abrigado que el pobre no podía acercarse mucho. Intentó agacharse varias veces pero siempre se caía de morros al suelo… Habrá que volver en un mes o dos que no harán falta abrigos y hacer castillos y carreteras en la arena, antes de que las playas se llenen a rebosar de tumbonas y bañistas…
Os dejo con la foto de familia tan bonita que nos hizo mi hermano Luis. ¿A que estamos guapos? 😀
PD: El disco de Ben Howard que os recomendé en este post es perfecto para escuchar de fondo ahora que estáis pensando en el mar 😉
PPD: Excepto la última, todas las demás fotos son de Ignasi Guerrero 🙂
